¡Vaya que si! Nuestra actitud es en sí una respuesta, nuestra reacción a estímulos tanto del ambiente que nos rodea como de nuestra propia experiencia interna. Es principalmente un estado interno, que posteriormente se ve representado en nuestro comportamiento. Esto debido a que esta reacción interna es la que guía nuestras acciones. Nuestra actitud consta de 3 componentes principales:
Emocional: la reacción que tenemos hacia estímulos va directamente ligada a su vez a una reacción de tipo sentimental.
Cognitivo: así mismo se ve retroalimentada o sostenida por una serie de ideas, pensamientos y/o creencias.
Conductual: el cuerpo es el lienzo de nuestra experiencia interna, siempre reflejamos nuestra actitud de alguna manera, ya sea gestual o mediante acciones concretas u omisión de acciones.
De esta manera, el rol que asumimos ante el proceso de conseguir una meta determina bastante no solo como la vivimos a nivel interno, sino también las acciones que llevamos a cabo. Actitudes como: asumir respuestas problemáticas o conflictivas, ser tóxicos con nosotros y con los demás, quejarse constantemente y actuar evitando nuestra responsabilidad en el asunto solo nos estancaran.
¡Así que ya sabes, cuidado con esa actitud!